Hasta ahora hay 515 desaparecidos identificados. Otros 600 cuerpos que fueron recuperados deben ser entrecruzados con el Banco de Sangre de Familiares de Desaparecidos. Las particularidades del caso Montenegro.
Por Victoria Ginzberg
A fines de 2007, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) había logrado identificar 250 cuerpos de desaparecidos. Hoy, la cifra asciende a 515. En estos cuatro años se implementó la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, que implicó la sistematización de un Banco de Sangre de Familiares y la posibilidad de usar un laboratorio de ADN para hacer entrecruzamientos masivos. Carlos Somigliana –Maco para todos los que lo conocen– es integrante de EAAF y explica aquí el avance del trabajo del grupo de antropólogos que desde 1984 intenta recuperar los cuerpos, los nombres y las historias de las víctimas de la última dictadura militar. Señala que la identificación de Roque Montenegro permite dar cuenta del vuelo de la muerte más próximo al 24 de marzo de 1976 del que se tiene registro hasta ahora y, por otro lado, involucra a una persona secuestrada antes del golpe de Estado, lo que también lo convierte en un caso único.
–¿Cuántos cuerpos de desaparecidos se identificaron hasta ahora?
–Identificados en total, desde el principio, hay 515. La mitad se hizo en los últimos cuatro años, por la Iniciativa. Y este caso es un buen ejemplo, porque Roque Montenegro no se hubiera identificado nunca sin el ADN masivo. No había elementos para tener una idea de quién era, como en casi todos los casos de la costa, salvo que hubiera huellas que permitieran arrimar el bochín un poco. Sin el ADN masivo nunca hubiéramos podido identificar al papá de Vicky.
–¿Cuántos familiares dejaron las muestras en el Banco del EAAF?
–Debemos tener representados, no bien representados, pero por lo menos representados, poco menos de la mitad de los desaparecidos.
–¿Hay familiares que todavía no saben que existe el Banco, que no tienen acceso, que no quieren dejar la muestra? ¿Puede también haber gente que confunda el Banco de Sangre de Familiares con el Banco de Sangre de las Abuelas?
–Debe haber muchas razones: gente que no tiene acceso, que no sabe, gente que está desilusionada...Creo que hay muchos que lo están pensando. En términos de “doy la muestra de sangre y después ¿qué cosa me viene encima?”. Pero la mitad es mucho. Hay familias que faltan, yo conozco varios casos, me acuerdo ahora de una persona que no está denunciada porque era hijo único, padre y madre murieron y nadie se hizo cargo de la denuncia. Hay casos en los que no quedó nadie.
–En la conferencia de prensa (de ayer) pidieron que los familiares de desaparecidos se acerquen al banco porque las identificaciones ayudan a cerrar un ciclo. Según su experiencia ¿eso es así?
–Esa es la idea. Es lo que tiene que pasar. También está el hecho de que esto es voluntario, tiene que ser voluntario. Puede llamar la atención, pero hay que aceptar que algunas personas no quieran dejar su sangre. Más que mi experiencia, está la creencia. Yo creo que esto le hace bien a la gente. Y lo compruebo con algunos casos. En general, las identificaciones les permiten a las personas destrabar otras cosas. Yo veo que a la gente –a los hijos, que son con los que más hablo ahora– le ha ayudado mucho. Para decirlo al revés: la desaparición le hace mal a la gente, todos nos hemos acostumbrado a manejarla, pero a los pocos que han podido elaborarla en los términos más conocidos para el ser humano, que es el de muerte conocida, básicamente les ha hecho bien. La inconsistencia, la incertidumbre no le hace bien a uno en general. Y este es un caso de libro de incertidumbre.
–¿Cuántos cuerpos tienen ustedes ubicados y recuperados pero todavía no fueron identificados?
–Muestras de ADN de esqueletos sin identificar hay alrededor de 600. La cifra se va reduciendo con las identificaciones, pero se va ampliando con nuevos hallazgos, que no son demasiados significativos, pero hay.
–¿Por qué no se identifican? ¿No dan con el Banco?
–Se están haciendo las comparaciones. Es probable que la mayoría se deba a que no tenemos las muestras de sus familiares.
–¿Cuándo comenzó la iniciativa había más de mil cuerpos sin identificar?
–Teníamos 250 identificaciones y más de 800 cuerpos sin identificar.
–Decía en la conferencia que sólo el uno por ciento de los cuerpos de personas asesinadas en vuelos de la muerte se recuperaron. ¿Los cuerpos enterrados en cementerios como NN se recuperaron todos? ¿O la mayoría?
–La mayoría de los cuerpos que estaban en cementerios como NN y que no habían pasado a osario están recuperados. Creemos que en La Perla – pero no se trata de un cementerio– debe haber una fosa grande, pero no apareció. En Córdoba no hubo vuelos. Tampoco en Tucumán y allí se están encontrado algunas cosas. En Capital y Gran Buenos Aires se puede encontrar, como se encontró en Arana, una fosa. Tal vez se podría encontrar en la zona del campo de deportes de la ESMA, pero hay que tener en cuenta que es un terreno que se movió mucho. Y no sería un hallazgo masivo.
–¿Cómo llega Roque Montenegro a la costa? ¿Se sabe dónde lo tuvieron secuestrado?
–No se sabe. Se sabe que en esos tres o cuatro días de mayo de 1976 aparecen tres personas, los tres hombres. Es posible que los tres sean del mismo vuelo. Hasta ahora el único identificado de este vuelo es Roque. Teniendo en cuenta dónde estaba (Herman) Tetzlaff (el apropiador de Victoria) en ese momento, lo más probable es que Roque haya estado en Campo de Mayo. Por ahí las otras dos identificaciones, cuando se hagan, den una pauta mejor. Pero de Campo de Mayo hay pocos testimonios y mucho menos anteriores al 24 de marzo.
–¿Es la primera vez que se sabe de alguien secuestrado antes del golpe de Estado que fue asesinado en un vuelo?
–Sin duda. Hay un caso anterior, del que ya mandamos la pericia, pero todavía lo tiene para resolver el juez de Rocha, que es de abril de 1976, pero es de una persona secuestrada en abril también. A la fecha este es el caso de vuelo más cercano al 24 de marzo de 1976. El vuelo sería de mediados de mayo, 14 o 15 de mayo.
Por Victoria Ginzberg
A fines de 2007, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) había logrado identificar 250 cuerpos de desaparecidos. Hoy, la cifra asciende a 515. En estos cuatro años se implementó la Iniciativa Latinoamericana para la Identificación de Personas Desaparecidas, que implicó la sistematización de un Banco de Sangre de Familiares y la posibilidad de usar un laboratorio de ADN para hacer entrecruzamientos masivos. Carlos Somigliana –Maco para todos los que lo conocen– es integrante de EAAF y explica aquí el avance del trabajo del grupo de antropólogos que desde 1984 intenta recuperar los cuerpos, los nombres y las historias de las víctimas de la última dictadura militar. Señala que la identificación de Roque Montenegro permite dar cuenta del vuelo de la muerte más próximo al 24 de marzo de 1976 del que se tiene registro hasta ahora y, por otro lado, involucra a una persona secuestrada antes del golpe de Estado, lo que también lo convierte en un caso único.
–¿Cuántos cuerpos de desaparecidos se identificaron hasta ahora?
–Identificados en total, desde el principio, hay 515. La mitad se hizo en los últimos cuatro años, por la Iniciativa. Y este caso es un buen ejemplo, porque Roque Montenegro no se hubiera identificado nunca sin el ADN masivo. No había elementos para tener una idea de quién era, como en casi todos los casos de la costa, salvo que hubiera huellas que permitieran arrimar el bochín un poco. Sin el ADN masivo nunca hubiéramos podido identificar al papá de Vicky.
–¿Cuántos familiares dejaron las muestras en el Banco del EAAF?
–Debemos tener representados, no bien representados, pero por lo menos representados, poco menos de la mitad de los desaparecidos.
–¿Hay familiares que todavía no saben que existe el Banco, que no tienen acceso, que no quieren dejar la muestra? ¿Puede también haber gente que confunda el Banco de Sangre de Familiares con el Banco de Sangre de las Abuelas?
–Debe haber muchas razones: gente que no tiene acceso, que no sabe, gente que está desilusionada...Creo que hay muchos que lo están pensando. En términos de “doy la muestra de sangre y después ¿qué cosa me viene encima?”. Pero la mitad es mucho. Hay familias que faltan, yo conozco varios casos, me acuerdo ahora de una persona que no está denunciada porque era hijo único, padre y madre murieron y nadie se hizo cargo de la denuncia. Hay casos en los que no quedó nadie.
–En la conferencia de prensa (de ayer) pidieron que los familiares de desaparecidos se acerquen al banco porque las identificaciones ayudan a cerrar un ciclo. Según su experiencia ¿eso es así?
–Esa es la idea. Es lo que tiene que pasar. También está el hecho de que esto es voluntario, tiene que ser voluntario. Puede llamar la atención, pero hay que aceptar que algunas personas no quieran dejar su sangre. Más que mi experiencia, está la creencia. Yo creo que esto le hace bien a la gente. Y lo compruebo con algunos casos. En general, las identificaciones les permiten a las personas destrabar otras cosas. Yo veo que a la gente –a los hijos, que son con los que más hablo ahora– le ha ayudado mucho. Para decirlo al revés: la desaparición le hace mal a la gente, todos nos hemos acostumbrado a manejarla, pero a los pocos que han podido elaborarla en los términos más conocidos para el ser humano, que es el de muerte conocida, básicamente les ha hecho bien. La inconsistencia, la incertidumbre no le hace bien a uno en general. Y este es un caso de libro de incertidumbre.
–¿Cuántos cuerpos tienen ustedes ubicados y recuperados pero todavía no fueron identificados?
–Muestras de ADN de esqueletos sin identificar hay alrededor de 600. La cifra se va reduciendo con las identificaciones, pero se va ampliando con nuevos hallazgos, que no son demasiados significativos, pero hay.
–¿Por qué no se identifican? ¿No dan con el Banco?
–Se están haciendo las comparaciones. Es probable que la mayoría se deba a que no tenemos las muestras de sus familiares.
–¿Cuándo comenzó la iniciativa había más de mil cuerpos sin identificar?
–Teníamos 250 identificaciones y más de 800 cuerpos sin identificar.
–Decía en la conferencia que sólo el uno por ciento de los cuerpos de personas asesinadas en vuelos de la muerte se recuperaron. ¿Los cuerpos enterrados en cementerios como NN se recuperaron todos? ¿O la mayoría?
–La mayoría de los cuerpos que estaban en cementerios como NN y que no habían pasado a osario están recuperados. Creemos que en La Perla – pero no se trata de un cementerio– debe haber una fosa grande, pero no apareció. En Córdoba no hubo vuelos. Tampoco en Tucumán y allí se están encontrado algunas cosas. En Capital y Gran Buenos Aires se puede encontrar, como se encontró en Arana, una fosa. Tal vez se podría encontrar en la zona del campo de deportes de la ESMA, pero hay que tener en cuenta que es un terreno que se movió mucho. Y no sería un hallazgo masivo.
–¿Cómo llega Roque Montenegro a la costa? ¿Se sabe dónde lo tuvieron secuestrado?
–No se sabe. Se sabe que en esos tres o cuatro días de mayo de 1976 aparecen tres personas, los tres hombres. Es posible que los tres sean del mismo vuelo. Hasta ahora el único identificado de este vuelo es Roque. Teniendo en cuenta dónde estaba (Herman) Tetzlaff (el apropiador de Victoria) en ese momento, lo más probable es que Roque haya estado en Campo de Mayo. Por ahí las otras dos identificaciones, cuando se hagan, den una pauta mejor. Pero de Campo de Mayo hay pocos testimonios y mucho menos anteriores al 24 de marzo.
–¿Es la primera vez que se sabe de alguien secuestrado antes del golpe de Estado que fue asesinado en un vuelo?
–Sin duda. Hay un caso anterior, del que ya mandamos la pericia, pero todavía lo tiene para resolver el juez de Rocha, que es de abril de 1976, pero es de una persona secuestrada en abril también. A la fecha este es el caso de vuelo más cercano al 24 de marzo de 1976. El vuelo sería de mediados de mayo, 14 o 15 de mayo.
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