Declararon una enfermera y un médico de Paraná.
Una enfermera jubilada, que trabajó durante la dictadura en el Hospital Militar de Paraná, admitió ayer que estuvo presente en marzo de 1978 cuando la desaparecida Raquel Negro dio a luz a sus mellizos. Natalia Krunn reconoció que fue la propia secuestrada quien le reveló su identidad y le confió que venía del centro clandestino de detención Quinta de Funes, cerca de Rosario. El médico Alfredo Berduc, que trabajaba en el sector de terapia intensiva, contó que el bebé varón, quien nació primero, tenía una cardiopatía severa. “No creo que ese niño haya vivido”, arriesgó. Los testimonios se produjeron durante la quinta jornada del juicio oral y público en el que se investiga el funcionamiento de una maternidad clandestina en esa dependencia del Ejército.
La enfermera Krunn reveló que la secuestrada se quejó de haber sido “maltratada” y dijo que pudo constatar, mientras la bañaba, “que tenía lesiones en la cola”. Relató que primero nació el varón, a quien Negro alcanzó a abrazar antes de que se lo llevaran “dos personas que yo no conocía, que dijeron que no estaba bien”. La nena “sí se quedó con la madre”, apuntó. “Al otro día, cuando volví a mi trabajo, pregunté qué fue de la parturienta y me dijeron que se la llevaron los familiares. Nunca más supe nada ni se habló de la chica”, completó.
El médico Berduc recordó que el niño “tenía una cardiopatía congénita severa y estaba cianótico (de color morado)”. “La cardiopatía del nene era severa y requería de decisiones muy drásticas”, dijo, y agregó que le pidió al director del hospital que dispusiera el traslado de los dos niños al Hospital Materno Infantil San Roque o al Instituto Privado de Pediatría de Paraná (IPP) para una mejor atención. Reconoció que “alguien” le dijo que la mujer estaba detenida y que “no averiguó” su paradero tras el parto. “En ese momento no se podía averiguar mucho, además yo no la atendí, porque no tenía ninguna patología de mi incumbencia”, agregó. Utilizando terminología técnica, Berduc explicó que, por el cuadro que presentaba el bebé, no pudo haber salido del Instituto de Pediatría sin una intervención de alta complejidad. “No creo que ese niño haya vivido”, concluyó.
Durante la audiencia declararon también la obstetra Gregoria Piquet y las enfermeras Alicia Haydeé Caminos de Baratero y Rosa Deharbe. El dato sugestivo de la jornada lo aportó la obstetra, quien recordó haber instruido sobre el trabajo de parto a una embarazada, aparentemente detenida, cuyas características no coinciden con las de Negro. Según Piquet, esa mujer gestaba un solo bebé y era madre primeriza, dato que avala la hipótesis del funcionamiento de una maternidad clandestina en el Hospital Militar y la presencia de otras jóvenes detenidas ilegalmente que eran conducidas allí para dar a luz.
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