“Me da tranquilidad y alivio”
Catalina de Sanctis Ovando, quien recuperó su identidad en 2008, se mostró conforme con la sentencia contra la médica que adulteró los datos de su nacimiento –que se produjo en la maternidad clandestina de Campo de Mayo– y facilitó su apropiación.
La Justicia condenó a una obstetra que falsificó los datos de la nieta recuperada Catalina de Sanctis Ovando. La médica, Lidia Fanny Villavicencio, atendió su nacimiento en agosto de 1977, en la maternidad clandestina de Campo de Mayo. Luego anotó en el libro del hospital que la niña había nacido muerta y firmó un acta en la que la recién nacida quedó registrada como hija de sus apropiadores.
El Tribunal Oral Nº1 de San Martín dictó una sentencia de ocho años de prisión para la partera, que está excarcelada y volvió a su casa porque el fallo aún no está firme.
Los jueces Héctor Sagretti, Daniel Cisneros y Daniel Petrone la encontraron partícipe en primera instancia del ocultamiento de una menor, además de los delitos de supresión de identidad y falsedad ideológica de documento público en perjuicio de la nieta recuperada.
“Me da tranquilidad y algo de alivio que llegue algo de justicia para nosotros”, dijo cuando terminó el juicio Sanctis de Ovando.
Las querellas habían pedido una condena de 12 años para la acusada. A pesar de que el tribunal fijó una pena más baja, la abogada de Abuelas de Plaza de Mayo María Inés Bedia se mostró conforme. “Es importante porque sienta un precedente en la Justicia”, señaló.
Una prueba clave en el juicio fue el dictamen del calígrafo oficial Guillermo Adolfo Anzorena, que determinó que las firmas que aparecen en los documentos adulterados son de la médica. Además, en las audiencias se incorporaron por lectura las declaraciones de otras obstetras y médicas que contaron que era frecuente ver a mujeres detenidas en el hospital militar de Campo de Mayo.
Sobre la madre de De Sanctis Ovando, Miryam, se estableció que fue llevada a dar a luz con los ojos vendados. La joven era una estudiante universitaria que militaba en la Juventud Peronista y que fue secuestrada cuando estaba embarazada de seis meses. Su pareja, Raúl René de Sanctis, también fue desaparecido por la dictadura.
En el libro de partos de Campo de Mayo, su apellido –Ovando– aparece registrado en las novedades del día en que nació su hija Catalina. En la hoja fue escrita la palabra “cesárea”, que luego fue tachada y reemplazada por “legrado feto sin vida de 45 días”. El acta de nacimiento adulterada, en el que la recién nacida fue registrada como hija de sus apropiadores, lleva fecha de cuatro días después y señala que una niña llamada María Carolina nació por cesárea, hija de María Francisca Morilla y Carlos Hidalgo Garzón. Este documento facilitó que la pareja la anotara como hija propia.
En un juicio anterior, llevado adelante por el mismo tribunal, el matrimonio fue condenado por la apropiación.
Catalina contó en el juicio anterior que había encontrado una carta “del mes de abril de 1977, que según la escritura estaba confeccionada por María Francisca Morillo y dirigida a Hidalgo Garzón, en la que se hacía referencia a la visita de una mujer del movimiento (Movimiento Familiar Cristiano) a ver el departamento, que le dio detalles acerca de los partos y que le refirió que los mismos eran normales y que no había malformaciones”.
La joven agregó que hasta la mayoría de edad confió en que era hija de quienes se decían sus padres, pero al ver un aviso de las Abuelas de Plaza de Mayo por televisión consultó a su supuesta madre, que le contó la verdad. No obstante, no quiso acudir a la Justicia para no complicar judicialmente al matrimonio y recién a los 31 años –el 8 de septiembre de 2008– recuperó su identidad tras un examen de ADN al que no había querido someterse voluntariamente.
Para 2013, durante el juicio oral, Ovando se convirtió en querellante del juicio a sus apropiadores, que fueron condenados a 15 y 12 años de prisión.
Catalina de Sanctis Ovando, quien recuperó su identidad en 2008, se mostró conforme con la sentencia contra la médica que adulteró los datos de su nacimiento –que se produjo en la maternidad clandestina de Campo de Mayo– y facilitó su apropiación.
La Justicia condenó a una obstetra que falsificó los datos de la nieta recuperada Catalina de Sanctis Ovando. La médica, Lidia Fanny Villavicencio, atendió su nacimiento en agosto de 1977, en la maternidad clandestina de Campo de Mayo. Luego anotó en el libro del hospital que la niña había nacido muerta y firmó un acta en la que la recién nacida quedó registrada como hija de sus apropiadores.
El Tribunal Oral Nº1 de San Martín dictó una sentencia de ocho años de prisión para la partera, que está excarcelada y volvió a su casa porque el fallo aún no está firme.
Los jueces Héctor Sagretti, Daniel Cisneros y Daniel Petrone la encontraron partícipe en primera instancia del ocultamiento de una menor, además de los delitos de supresión de identidad y falsedad ideológica de documento público en perjuicio de la nieta recuperada.
“Me da tranquilidad y algo de alivio que llegue algo de justicia para nosotros”, dijo cuando terminó el juicio Sanctis de Ovando.
Las querellas habían pedido una condena de 12 años para la acusada. A pesar de que el tribunal fijó una pena más baja, la abogada de Abuelas de Plaza de Mayo María Inés Bedia se mostró conforme. “Es importante porque sienta un precedente en la Justicia”, señaló.
Una prueba clave en el juicio fue el dictamen del calígrafo oficial Guillermo Adolfo Anzorena, que determinó que las firmas que aparecen en los documentos adulterados son de la médica. Además, en las audiencias se incorporaron por lectura las declaraciones de otras obstetras y médicas que contaron que era frecuente ver a mujeres detenidas en el hospital militar de Campo de Mayo.
Sobre la madre de De Sanctis Ovando, Miryam, se estableció que fue llevada a dar a luz con los ojos vendados. La joven era una estudiante universitaria que militaba en la Juventud Peronista y que fue secuestrada cuando estaba embarazada de seis meses. Su pareja, Raúl René de Sanctis, también fue desaparecido por la dictadura.
En el libro de partos de Campo de Mayo, su apellido –Ovando– aparece registrado en las novedades del día en que nació su hija Catalina. En la hoja fue escrita la palabra “cesárea”, que luego fue tachada y reemplazada por “legrado feto sin vida de 45 días”. El acta de nacimiento adulterada, en el que la recién nacida fue registrada como hija de sus apropiadores, lleva fecha de cuatro días después y señala que una niña llamada María Carolina nació por cesárea, hija de María Francisca Morilla y Carlos Hidalgo Garzón. Este documento facilitó que la pareja la anotara como hija propia.
En un juicio anterior, llevado adelante por el mismo tribunal, el matrimonio fue condenado por la apropiación.
Catalina contó en el juicio anterior que había encontrado una carta “del mes de abril de 1977, que según la escritura estaba confeccionada por María Francisca Morillo y dirigida a Hidalgo Garzón, en la que se hacía referencia a la visita de una mujer del movimiento (Movimiento Familiar Cristiano) a ver el departamento, que le dio detalles acerca de los partos y que le refirió que los mismos eran normales y que no había malformaciones”.
La joven agregó que hasta la mayoría de edad confió en que era hija de quienes se decían sus padres, pero al ver un aviso de las Abuelas de Plaza de Mayo por televisión consultó a su supuesta madre, que le contó la verdad. No obstante, no quiso acudir a la Justicia para no complicar judicialmente al matrimonio y recién a los 31 años –el 8 de septiembre de 2008– recuperó su identidad tras un examen de ADN al que no había querido someterse voluntariamente.
Para 2013, durante el juicio oral, Ovando se convirtió en querellante del juicio a sus apropiadores, que fueron condenados a 15 y 12 años de prisión.
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